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BRASA Y NIÑA
Mis pasos hundidos en tu corazón como árboles de fuego,
te dicen…:
Te amo.
Y tu aliento,
rizando el lago de mi alma,
se hace eco:
«Te amo, te amo…»
El roce de tus manos inunda de flores mis caderas extasiadas,
y hacia el fondo de tus ojos yo me abismo
con una exhalación de mares…
Me ardes en las lágrimas internas;
me arde tu crepúsculo entregado,
mientras cabalgamos,
en un caballo de soles derretidos.
.
Mañana, envuelta en claridades,
sobre mis tiernas cenizas de luz,
abriré los ojos,
y aparecerás…
con un fresco ramillete
de risas amarillas.
Y me harás niña, amor…
Niña riente,
pura y feliz como un arroyo,
entregándote
el dulce otoño de mi boca.
*
Poesía: Maite Sánchez Romero (Volarela)