Brasa y niña

Imagen de John Williams en fivehundredpx · ·

BRASA Y NIÑA

Mis pasos hundidos en tu corazón como árboles de fuego,

te dicen…:

Te amo.

Y tu aliento,

rizando el lago de mi alma,

se hace eco:

«Te amo, te amo…»

El roce de tus manos inunda de flores mis caderas extasiadas,

y hacia el fondo de tus ojos yo me abismo

con una exhalación de mares…

Me ardes en las lágrimas internas;

me arde tu crepúsculo entregado,

mientras cabalgamos,

en un caballo de soles derretidos.

.

Mañana, envuelta en claridades,

sobre mis tiernas cenizas de luz,

abriré los ojos,

y aparecerás…

con un fresco ramillete

de risas amarillas.

Y me harás niña, amor…

Niña riente,

pura y feliz como un arroyo,

entregándote

el dulce otoño de mi boca.

*

Poesía: Maite Sánchez Romero (Volarela)

JUEGOS

Fotografía: Volarela

Sin juegos no hay inocencia. Nosotros éramos el juego

de las puras olas.

Nuestros cuerpecillos desnudos se vestían de espuma

y a cada exhalación de mar

teníamos un traje nuevo.

A veces teníamos pececillos de espuma entre los dedos;

Y a veces una ola bebé

nos dejaba un tirabuzón en la sonrisa.

Y el sol también jugaba…

¡Ay el sol!

riéndose doradamente

desde la arena ardiente

donde dejábamos caer nuestras piel de albaricoques,

fría y bellamente agotada.

Teníamos estrellas de espuma en los ojos

y no lo sabíamos;

luz chorreando en los dedos al tocarnos,

y no lo sabíamos…

…Porque éramos el puro amor galopando libre

sobre las blancas praderas de las olas.

*

Poema y foto: Maite Sánchez Romero (Volarela)

Inundada (poema en prosa de amor)


INUNDADA


Entre los molinos de viento del recuerdo hay un trozo de pan estremecido:
Es él.
Sus manos trazan arpegios en las nubes amarradas a tus ojos.

Tienes la carne arrugada por los instantes azules y constantes de las aguas compartidas.
Otra vez quieres mojarte. Sólo anhelas bucear en el mar de aquel pecho profundo.
Acariciar de nuevo sus cabellos con las algas de tus dedos clamorosamente conmovidos.

Y un tinte frío en tus uñas comienza a aparecer.
Te tragas más agua de sus labios fracturados por el tiempo.

La risa congelada de la nieve arrastra tu soledad por los brazos duros del glaciar…

Y tu vuelves, polilla de lluvia, a gotear tu anhelo de abrazarlo.

Pero todo es un sueño cóncavo, resbaladizo… caracola profunda donde a lo lejos brillan vuestros pies…
como amapolas hermanas.

 

***

 

Poema en prosa y fotografía: Maite Sánchez Romero (Volarela)

Mi perra naranja

                                                                                A mi perra, oledora del infinito

 

Era realmente naranja…

en sus orejas

y en su cálido corazón.

Calladita.

Blanda.

Dulcemente terca.

Loca por llevarme a su mundo

de olores naranjas.

Apasionada por trepar

la vida del revés.

Naranja en sus patitas luminosas.

Naranja en su risa seria.

Bella como un rosco de luz,

se anaranjaba mi caricia

en su cráneo caliente

como un atardecer

en un naranjal.

 

Yo sentía en ella,

en su lomo gordete,

confiado y fiel,

el tacto mullido de la amistad.

Y en sus enormes ojos de miel

veía correr las olas…

de la inocencia.

Se me escapa una lágrima al recordarla;

una pequeña gotita

con un diminuto sol,

¡que sabe a amor

sencillo y puro!

al llegar a mis labios.

*

Foto y poema: Maite Sánchez Romero